miércoles, 14 de enero de 2015

Matemático el instinto



Cayendo libre.



domingo, 2 de febrero de 2014

Todas las canciones eran ciertas

Mirame, soy un monstruo. He vuelto a caer en el caos, y te me he llevado por delante, es culpa de mi estupidez y mi ignorancia. ¿Cómo demostrar que lo siento? ¿Cómo pudo todo convertirse en esto?

Mi piel convertida en sombra y mis estupideces cargadas para arrasar con todo. Mis días sobrecargandose por la monotonía y el agobio de mirar alrededor y sentirlo todo destrozado. Allá donde mires, detrás de cada esquina hay una lágrima, un juego del mal, una história más trágica que la tuya. Pero esta es tu história, y eso es lo que la convierte en la más dolorosa de todas, es nuestra historia.

Jamás podré decir nada malo de ti, entendería que tu pudieras prenderme fuego, creo que me lo merezco. Pero tambien pienso que si algo me puede ir bien, será separados. Nos hemos hecho tanto daño. Estoy convencido, que sea lo que sea de tu destino, será bueno. Realmente te mereces lo mejor. Te he querido mucho, y eso no lo olvidaré nunca, pero todo ha cambiado mucho. Todas las canciones que te escribí eran ciertas, y espero que nunca las olvides.

Espero poder seguir siendo tu amigo, quizá en un futuro, cuando ambos seamos capaces de afrontar lo que ha pasado y reirnos juntos de todo esto.

martes, 21 de agosto de 2012

Odiando amores

Todos miraban el suelo, lloraban y gritaban por dentro. ¿Cuánto es demasiado joven?  Ella bailaba por el centro del pasillo, lo hacía tan hermoso que podía llegar a enamorarte con solo esa sofisticada forma de mover los brazos. Estaba preciosa, aunque quizá algo pálida. Yo estaba sentado en tercera fila, me gusta ser discreto, aunque con la tristeza que invadía mi cerebro ese día fue un acto reflejo, pura costumbre, no tenía la cabeza para pensar en discreciones. Sus padres empezaron a llorar desconsoladamente, y ella se sentó para abrazarlos pero no lo sentían, no como yo. Vino y se acercó a mi después de unas risas al lado de sus padres. Yo era su entretenimiento preferido.
-Quieres subirte a mi cielo.-Me dijo. Me descompuse por dentro, más de lo que ya estaba.
-No estoy preparado.-Susurré.
Notaba como me miraban las personas de mi alrededor, pero pensaron que era algún delirio interno que no podía reprimir y noté una mano por la espalda. La aparté de mi con rabia y volví a mirarla, volví a observar sus labios rojo intenso y me sentí besándolos.
-¿Me quieres?-Dijo arañándome.
-Joder,¿no te parece bastante sufrimiento?
-Tranquilo, hijo.-Intentó consolarme el señor de mi izquierda mientras me caía una avalancha de lágrimas.
-Te estoy mirando, mírame tú, me haces sentirme la persona más sola del mundo.-Gritó.
-¿Piensas que estoy para bromas, pequeña?
-Pienso que el mundo es injusto.-Y me hizo callarme totalmente.
Eran demasiados años caminando por los parques hablando sobre la vida, sobre las penas. Recorriendo la ciudad de su mano, acariciándola entera. Pero supongo que teníamos un futuro demasiado trágico, que no podía soportar que el amor no fuera eterno, que se acabase nuestra llama.
-Quería conocer otros mundos contigo.-Me decía mientras parpadeaba con la mirada más adorable del mundo.
Yo que sentí tristeza mucho antes que odio, que odie todas mis penas. Yo, que sentí que era el rey del mundo cuando la tuve a mi lado había perdido mi razón de ser. Había perdido la puta cabeza, y volví a sentir lo que un día sentí por ella, con tan solo la mirada de temperatura ambiente que lanzó ese cuerpo delicado al que tantas veces había tenido sobre mi. Así son las cosas y antes que volverme loco elegiré hacer que nuestro amor sea eterno y morir por tu pena. Me levanté del banco y me eché a correr hacia la puerta. Al día siguiente desperté en la misma sala, con distintas caras llorando, pero contigo a mi lado.

jueves, 2 de agosto de 2012

Vamos a jugar con la muerte.

Me encerré en esta jaula, es mejor, es más segura escucho cuando se aproxima por sus cadenas rozando con el suelo. Aunque ya tenía la maldición de olerla a kilometros. Supongo que así todo está bien, que es mejor marearme e inventar complicaciones. Que nunca sé por donde apareces y yo ya estoy cansado de gritar desde esta jaula, que me puede el miedo y la desesperación. Que desde mi jaula cuando veo su sombra todo se hace negro y empiezo a sudar. Que desde mi jaula todo son espectáculos atroces y gente muriendo, que las voces de mi cabeza te saludan y quieren verte. Odio las voces de mi cabeza y los cortes por mi cuerpo me permiten que se apague todo y solo quede dolor durante un rato. El flexo ya no me entiende, ya dice que sólo estoy loco, que no vale la pena seguir así, que saque ya la llave y salga. El problema es que no sé donde dejé la puta llave, que no me siento preparado para salir, que estáis todos locos. Dios se olvidó de esta pequeña habitación bajo tierra y ya ni destruye ni fabrica. La bestia se olvida de mi cuando no tiene hambre, pero cuando vuelve pilla pedazo y disfruta comiéndome. Mátame de una puta vez, estoy deseando acabar con esto, acabar con mi dolor, buscar la llave y destruirme. El flexo ya se apagó, solo puedo olerte y sentir sangre.

domingo, 22 de julio de 2012

Cuando las farolas se apagan.

Me pongo en pie como puedo e intento analizar donde estoy. Ya no me sorprende la situación, llevo 5 días despertándome en lugares desconocidos, tomando cosas desconocidas, seguramente la clase de cosas a las que se refiere tu madre cuando te pide que tengas cuidado al salir no te las echen en el vaso. Es difícil andar pero los golpes que me voy dando con las paredes me dicen que todavía tengo donde apoyarme desde que no estás. No sé en que momento de mi vida transformé el cariño en toda esta mierda, no sé cuando se encienden las farolas, ya voy demasiado ciego a esas horas. Pero las he visto apagarse estos días y por dentro me apagan a mi también y me hacen echarte de menos. No sé cuando perdí el camino, estos días he olvidado demasiadas cosas, he olvidado demasiado, me dirijo decidido hacia la dirección que tenía apuntada en el bolsillo y sé perfectamente lo que es aunque no recuerde nada desde hace ya demasiado tiempo. La poca gente que hay por la calle a estas horas me mira como algo raro. Imbéciles, su vida está tan acabada como la mía, sus televisores destrozan el cerebro más que todo lo que tomé ayer y sus ideas se desfiguran tanto como los dueños de las emisoras deseen. He intentado preguntar en varias ocasiones pero me ignoran. No les tengo ningún miedo, puedo cargarme a cualquiera que intente acercarse a mi más de lo debido, ya nada me importa. Deberían de tenerle miedo a la persona que no se importa a si mismo porque es la persona más peligrosa del mundo. Y aquí estoy, frente a la puerta con un post it sucio y destrozado, con la misma ropa que llevaba la última vez que salí por esta puerta. He decidido volver a casa, cariño. La luz de la mañana pone esperanza en el día, y tengo miedo, supongo que porque siempre acabo odiando las esperanzas y que vuelvan a aparecer me aterra. Al subir por las escaleras todo parecía igual, saqué la llave y abrí al primer intento. La radio estaba enchufada, todo estaba en el mismo orden que cuando me fui, todo, pero no estabas tú. Decidí buscarte y pude encontrarte ya que no te escondías de mi, ni si quiera sabías que había entrado. Estabas con él, dando saltos abrazados en la cama y yo desde la puerta mirando como un fantasma. Sin que nadie se diese cuenta de mi existencia. De pronto recordé por qué me había ido, de pronto volví a sentirme solo y sin drogas y me marché. A veces me sentaba en la vieja estación para ver como pasaban los trenes cuando me sentía solo. Hoy vuelvo a estar aquí pero no pretendo ver nada, no pretendo conseguir nada, no doy miedo. Me equivoqué cuando dije que no me importaba nada, me importas demasiado como para poder llevar mi vida por separado. No doy miedo, sólo me siento aquí y el miedo ya no juega un papel necesario.

viernes, 18 de mayo de 2012

Mi luna no tiene bandera.

Soy el soldado que perdió su pelotón, esa sensación de quiero irme a casa, el frío en las noches de invierno sin ti. Veo situaciones injustas donde paso y empezando por mi vida. El reflejo me engaña y duele, me duele verlo por dentro distinto a como lo veo por fuera. Sigo perdido en este desierto, en esta guerra, en esta falta de aire constante. Soy el último pensamiento del suicida, el silencio que se queda cuando unos labios evitan, la lágrima de una mujer que calla. Lentamente calculo mis pasos y si me ves dar una calada es porque la he cagado y necesito buscar otros mundos. Es demasiado pronto hoy, no me veía escribiendo a estas horas pero bueno, siento constantemente. Empieza hoy un nuevo plazo de suspensión en el que las cosas pueden cambiar totalmente, y créeme que lo deseo, pero no quiero verme solo fingiendo que pienso en estrellas más rato.